Los podemos Prevenir
Realizar ejercicio físico de intensidad suave a diario. Por ejemplo, caminar durante media hora, para que los músculos no estén rígidos.
Realizar estiramientos para mejorar la flexibilidad y evitar la rigidez.
Beber mucho líquido durante la realización del ejercicio físico.
Mantener una dieta equilibrada, rica en minerales y vitaminas: verduras y frutas naturales.
Adoptar posturas relajadas y confortables en la cama para dormir.