Aparentemente puede parecer que nuestra dieta poco o nada tienen que ver con la medicación que podamos tomar.
No obstante, cuando hablamos de consumirlos conjuntamente lo cierto es que hay una serie de alimentos y de medicamentos que es mejor no combinar nunca.
Las razones son diferentes en cada caso, pero al final el resultado es similar.
Y es que lo cierto es que existen ciertas reglas para tomar medicamentos que van más allá de la dosis y que afectan a la dieta durante el tratamiento.
Analgésicos
Los medicamentos de la familia de los analgésicos están indicados para tratar inflamaciones y dolores musculares y de cabeza.
Un ejemplo de este tipo de medicación muy conocida por todos es el ibuprofeno y su ingesta se ha de evitar si se toman bebidas gaseosas dulces.
¿El motivo?
El ibuprofeno es incompatible con las bebidas gaseosas dulces, ya que el gas ácido carbónico y el ácido presentes en estas aumentan la absorción y la concentración del medicamento en la sangre.
En este caso, es imposible controlar la dosis y aparece el peligro de un efecto tóxico que afecta, sobre todo, a los riñones.